¡Deliciosa!

Como cada año cuando llega el otoño los árboles del jardín cambian y se transforman. Hay uno en el que nos fijamos especialmente porque tiene un fruto muy curioso: parece un limón gigante; redondo, amarillo y grande…¡Mira, un membrillo!

Recogemos Membrillos

Seguro que la mermelada de este año os ha parecido deliciosa. Pues es que la hacemos con mucho mimo y cariño. Y el proceso no está sólo en la cocina, todo empieza con la recogida de los frutos del árbol.

Los mayores del cole vamos a la huerta para recoger los membrillos que nos deja el membrillero que hay allí. Este año no hay muchos membrillos, pero rebuscamos bien entre las hojas del otoño ¡y a veces aparecen allí escondidos!.

Los más pequeños del cole también recogen membrillos. Nos reunimos todos alrededor del memrbillero del jardín, hay muy poquitos en el suelo, la mayoría están muy arriba, tan alto tan alto que no podemos cogerlos… así que le tenemos que pedir a Hassan una escalera…y todos queremos subir a ella para coger membrillos, pero como hay poquitos, no podemos subir todos…

Hacemos un tren para que Hassan nos ayude a subir con mucho cuidado…¡somos unos valientes!

Y los que no nos da tiempo a subir en al escalera…observamos muy atentamente.

Y después de recoger, toca limpiar, cortar, experimentar y llevárselos a la Tata para que haga su «magia» en la cocina.

 

La «magia» de la cocina

Y ahora nos preparamos para hacer nuestra ya famosa mermelada de membrillo. Y lo primero…es ponernos gorros, mandil y manos bien limpitas. Gracias a la mamá de Carmen, que vino a ayudarnos y a disfrutar con nosotros de la actividad, todo fue mucho más fácil.

Desde los más pequeños hasta los más grandes del cole disfrutamos de esta actividad.

Experiementando texturas, probando  y descubriendo sabores nuevos, ¡Qué curioso!

A los niñ@s de la clase del Tren, les encanta oler el membrillo, grande y amarillo. Y al probarlo, a unos nos gusta más y a otros un poquito menos…cuando está duro amarga un poquito, pero después de cocinarlo, es blandito, dulce  y ¡cambia de color!

La mermelada de «los mayores»

Todos preparados, todos concentrados, que en esto de la cocina hay mucho que manipular y aprender.

Enteros, mitades y cuartos. El corazón de los membrillos y sus pepitas. Las distintas texturas por las que pasa el proceso de hacer la mermelada:

  • El membrillo entero, duro y amarillo.
  • Lo cortamos para ver sus pepitas, muy pequeñitas.
  • «El membrillo al minutillo», dulce, sabroso, pero con pedazos grandes y blanditos.
  • ¿Cómo hace la olla? «chup, chup…fiiiuuuuuuuu», ¿y la batidora? «bbbrrrrrrrrrr».
  • Hasta gelatina de membrillo se puede conseguir.
  • Y después de «la magia» por fin la mermelada: Suave, dulce…¡Deliciosa!

Y después de todo este proceso, llega el mejor momento. El de probar el membrillo, ¿cómo nos ha quedado?. Con un pedazo de pan, o incluso con galletas, con un cachito de queso…y para los más golosos con la cuchara a rebañar la bandeja.

Envasamos y nos lo llevamos

Pues parece que nos ha quedado delicioso, así que ya lo podemos preparar para llevárnoslo a casa e invitar a nuestra familia, para que disfruten comiéndolo tanto como nosotros haciéndolo.

¿Y cómo lo envasamos?, pues se nos han ocurrido diferentes ideas para el reciclado, como en tarritos de vidrio que cada uno traiga de casa, porque esto del reciclaje nos interesa a todos.

Pero como se trata de un alimento un poco delicado, priorizado el preservar la higiene del producto, nos hemos decantado por envases adecuados para el uso alimenticio. Que seguro que en casa podréis reciclar dándole un segundo buen uso a estos envases.

Así que…¡manos a la obra!

Los colocamos para que no se nos olviden y preparamos la mesa para la cata de los papás y mamás que vienen a buscarnos. Seguro que os ha encantado…

¡HASTA EL AÑO QUE VIENE!