¡Qué Divertido!
El buen tiempo por fin nos acompaña, el sol brilla en nuestro jardín y el calor se apodera del ambiente. Nos han dicho que el Conejito Blanco ha decidido salir de su madriguera para venir a vernos.
Le esperamos impacientes en el jardín, cuando de repente suena la puerta y muy tímidamente el Conejito Blanco se asoma detrás de la pared.
«¡Vamos Conejito: ven, acércate!»… saltando y brincando se acerca a nosotros, ¡Qué gracioso!. Lleva un traje de rayas, un sombrero, una cesta y huele un poco a conejo ¿Qué nos traerá de sorpresa?
Zanahorias, tomates, pimientos y pepinos. Verduras de la primavera muy importantes para crecer fuertes y sanos.
Otra cosa importante nos enseña el Conejito Blanco. Tiene los dientes grandes, blancos y relucientes, ¿Cómo lo hace?: el cepillo de dientes y la pasta son imprescindibles después de cualquier comida. Pero más importante todavía es cepillarlos bien: arriba, abajo y las muelas también.
Este conejito es muy revoltoso, corre de un lado para otro y brinca sin parar. Se sube al tobogán y nos cuenta que nos ha dejado una sorpresas escondidas en el jardín. Así que una, dos y tres, ¡a buscar hasta encontrar!
Qué maravilla, qué delicioso, chocolate para saborear…
…Pero atención porque esto no es todo, un poquito de zanahoria para darnos alegría, es crujiente y sabrosa. Un complemento perfecto como guarnición, o como un crudito aperitivo para despertar el apetito. Ahora entendemos por qué le gusta tanto al Conejo Blanco ¡Vaya almuerzo rico hemos tenido hoy!
Y ya se va el conejito, saltando y brincando, igual que cuando ha llegado.
Con más ganas nos quedamos para el año que viene, que con tanta sorpresa y tanta acrobacia, este personaje nos hace mucha gracia.